Me he pasado la vida viendo películas, leyendo libros o escuchando canciones, y todas con un mismo argumento, el amor. Historias que acaban bien, mal, amores platónicos, no correspondidos, oscurecidos por terceras personas, relaciones perfectas o imperfectas, sentimientos increibles, magicos, momentos eternos en el tiempo, recuerdos permanentes. Y a todo le he buscado la parte que iba conmigo. Si estaba triste, el desamor bailaba por mis oidos para acabar transformandose en lágrimas recorriendo mis mejillas. Si la esperanza me inundaba, las historias imposibles se volvian faciles solo para mi. Si de lo contrario estaba contenta, el amor bonito, puro y sencillo convertía mi rostro en una eterna sonrisa.
Estamos hechos para vivir el amor, sea de la forma que sea. Todos queremos un amor de película o de libro o de una bonita canción, olvidándonos que en todas exite un final, amores de cuatro minutos o de dos horas. Y yo personalmente, busco un amor eterno, que permanezca en el tiempo, incluso cuando yo ya no camine por este mundo.
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